La vida de los blancos NO importan .
Esto que voy a contar puede quedarse más en lo anecdótico que no ser algo general . Que sea el lector el que lo decida teniendo en cuenta también sus propias experiencias y lo que ve en los mass media .
El que esto escribe compra casi toda la comida en DIA , en concreto en uno que es franquiciado . Esto tiene su importancia , pues las tiendas que la empresa tiene en propiedad directa están muy inmigrantizadas ( mucho más de la mitad de la plantilla es latina ) . Los franquiciados , por contra , intentan tener mano de obra local amén de familiares directos de los dueños .
De lo que no se libran los franquiciados es de tener que apechugar con subcontratas de subcontratas en las empresas de transportes que les suministran más o menos cada dos días ( en el caso de la tienda que conozco ) la mercancía . En ellas se puede observar de todo menos españoles naturales : latinos , eslavos ( con más frecuencia ) y también africanos . Las condiciones de trabajo son peores que malas : rutas sobrecargadas y turnos de trabajo muy seguidos sin respetar apenas el descanso que manda la ley ( entrevista personal con una de las afectadas ) .
Con la pandemia las tiendas DIA , como otras , han reforzado las medidas de seguridad : control del aforo , lineas en el suelo marcando la distancia social o de seguridad , uso obligatorio de mascarillas y de guantes de plástico , etc .. ; al punto de que si uno entra despistado y no cumple lo establecido es llamado al orden con amabilidad por el encargado que desde su oficina controla toda la tienda gracias a las cámaras interiores . Eso está bien .
Sucede que hoy , al hacer la compra , me fijo que el que descarga la mercancía es un negro africano de algún país de la zona del Golfo de Guinea ( hecho que se comprueba observando el tipo físico y escuchando el acento con el que habla o intenta hablar español ) . La tienda es apretada , no hay mucho espacio en ella para poder mantener la distancia de seguridad anti covid-19, guantes y mascarillas son más necesarios que en otros lados .
Pero el africano de la subcontrata va sin ellas , sin guantes ni mascarillas , de un lado para otro . Tan pronto acaba de descargar el camión , entra en la tienda como Pedro por su casa y coge lo que necesita . Va a la compra y paga . Insisto , todo sin medidas personales de protección . Nadie le dice nada , absolutamente nada .
¿ Qué ha pasado ? . Puede ser que el africano sea un escéptico , que no crea en la existencia del virus . Puede que piense que es enfermedad solo de blancos . Puede que simplemente desprecie la vida de los demás sobre todo si son blancos ( todos los presentes en la tienda salvo él lo éramos ) . ¿ No le importan la vida de los blancos ? .
Esto es doblemente llamativo ; de un lado tenemos la pandemia ( si bien ya vamos avanzando en la desescalada o desconfinamiento ) y del otro tenemos la novedad de las protestas en todo el mundo por la muerte del norteamericano negro a manos de un policía blanco en Minneapolis . Tras la ola feminista del Me Too y la posterior ola ecologista promovida por la adolescente sueca Greta ( la famosa Emergencia climática ) , nos ha llegado la de Blacks lives matter .
Tal vez el africano transportista iba tan agobiado por una ruta de descargas imposible que ni se acuerde de ponerse las medidas de seguridad , o puede que simplemente las vidas de los blancos no le importen .
De ser esto último ( ¿ ¡ cómo comprobarlo ! ?) recordaríamos la tristeza que todo antropólogo comprueba antes que tarde según Nigel Barley : el racismo no es algo exclusivo del hombre blanco .
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